Los toros de Manu Fariña

A partir de esta añada, Fariña dará a conocer nuevos proyectos que serán el resultado de tres años de investigación y de búsqueda de nuevos formatos de vino. Manu Fariña, tercera generación, aclara que se trata solamente de volver al origen, pues en la casa madre donde iniciaron su andadura los Fariña, en Casaseca de Las Chanas, nacerán nuevos vinos sumándose a la serie de etiquetas vinculadas al territorio como Mascaradas o Águedas. Aquí verán la luz pronto vinos del entorno del Duero en los que su familia ha trabajado durante décadas. Viñas viejas, algunas prefiloxéricas, desde Zamora a Portugal. Manu Fariña hoy está al frente de una bodega que exporta el 40% de su producción y comercializa en torno a tres millones y medio de botellas al año. El 35%, con DO Toro. El resto, como Vinos de la Tierra de Castilla y León u otras menciones de calidad.

Actualmente, Fariña está en tres territorios con Denominación de Origen: Toro, Tierra del Vino de Zamora y, en breve, un tinto de Juan García con DO Arribes.

Su abuelo Salvador entró en el mundo del vino en los 40. Manolo, su padre, es una referencia del vino español. Manu nació en la añada del 87 y lleva ocho años trabajando en la bodega. Ingeniero agrónomo, con el curso superior de enología y viticultura, tuvo siempre más o menos claro que algún día se pondría al lado de los ‘Toros’ de la familia. Y es que su apellido, Fariña, estará ligado siempre a los vinos de la DO Toro, a la uva blanca malvasía, a la tinta de Toro, a los bacillares, a las nuevas plantaciones y a los vasos viejos. A las garnachas y a la tierra toresana donde su bodega y sus vinos ya son parte del paisaje cultural de Zamora y Castilla y León. A pesar de su juventud, Manu es un bodeguero seguro en las acciones promocionales y en la exportación y un buen cicerone en las visitas a la bodega. Pero, al mismo tiempo, comienza a abrir un nuevo camino sin abandonar la impronta de los tintos de Fariña, los célebres Colegiatas y Gran Colegiatas que siguen acaparando el protagonismo entre la enorme variedad de vinos que comercializa y produce Bodegas Fariña. Si bien está cómodo con el tinto joven Primero, no le gusta el concepto de maceración carbónica, aunque eso le identifica, pues el de Fariña sale siempre en el mes de noviembre y este año, en centenares de lugares del mercado nacional, se brindará con el primer tinto de Toro de la añada del 19. Lo cierto es que cada año el tinto Primero se convierte en un cóctel de fruta y aromas que encandila a los consumidores. A Manu Fariña, que empezó junto a su hermano, el enólogo Bernardo Fariña en la bodega, le va a tocar afrontar un futuro inmediato en el que aparecerán series de vinos selectivos. Sin abandonar la fuerza de los Colegiata, cuyos blancos de malvasía y tintos envejecidos en roble siguen acaparando la atención de los mercados. Fariña fue de las primeras bodegas en hacer una apuesta por los vinos blancos y tintos semidulces, por los dulces naturales. El Valderreyes hoy sigue entre las referencias de esta tipología.

Bodegas Fariña hoy cuenta con 300 hectáreas propias de viñedo. El 85% es tinta de Toro, el resto, de las blancas malvasía, moscatel y albillo. A ellas se suman las plantaciones con variedades experimentales con las que se elaboran distintos tipos de vino para valorar la adaptación de algunos cepajes. Todo ello garantiza a la firma familiar la procedencia de una materia prima sobre la que afianzar la personalidad de sus vinos en función de suelos y terruños. Los viñedos se encuentran, principalmente, en Toro, pero también se reparten por los términos de Villanueva del Campo, Valdefinjas, El Pego o Casaseca de las Chanas, entre otros.

Manu Fariña afronta en la actualidad el reto enoturístico con una activa participación en la Ruta del Vino de Toro.