Iván Alejo, un seguro para el Pucela

En el fútbol siempre existen jugadores que no deseas tener enfrente por su papel guerrillero, pero que la mayoría sí quieren que estén en su equipo y ese es el caso de Iván Alejo en el Real Valladolid. Un futbolista combativo donde los haya, que siempre va a la pelota de verdad, no rehuye el duelo, la lucha, la brega, el compromiso y la picardía, aspecto que le falta a gran parte del equipo y con el que por ejempló sacó una roja al rival en el triunfo ante el Granada en Zorrilla.

Con sus filias y sus fobias, Alejo ha sido un jugador capital en el Pucela desde la llegada de Almada. Ya en pretemporada el técnico uruguayo vio hueco para él en el lateral diestro y desde entonces es inamovible en los esquemas iniciales. En esa posición (que no es la suya) ha firmado grandes actuaciones y ha mantenido a raya a extremos de la talla de Yeremay Hernández o Soulemane Faye, de los mejores de la categoría de plata.

Y e sque cuando cumples un sueño las ganas por hacerlo bien van a más. Iván tenía entre ceja y ceja jugar en el equipo de su ciudad y cuando parecía que esa oportunidad no iba a llegar apareció el nuevo Real Valladolid para acoger con los brazos abiertos a uno de los suyos y él no está defraudando. Puro sentimiento blanquivioleta.

Su sangre caliente le ha hecho ganarse detractores durante su carrera, pero como dijo el propio Almada «Alejo ha tenido una regularidad en su rendimiento increíble, nos da mucho. Controlar a Faye no es sencillo. Estamos muy conformes y ha interpretado bien lo que le pedimos». De hecho, el vallisoletano es el que más duelos gana de Segunda División con 99 en 12 partidos (13 en el último en Zorrilla) y viene de secar a Yeremay y Faye, que son dos muy buenos extremos, el primero en entradas exitosas con 44 (3,6 por partido) y el tercero que más faltas saca de la Liga con 30. Unos datos que se complementan con su aportación ofensiva, ya que es uno de los jugadores que más centra de la categoría y se muestra incansable para llegar hasta línea de fondo y generar jugadas de peligro, como la más reciente sacando de banda rápido para que Jorge Delgado provocara el penalti.

A sus 30 años su madurez es un grado para una plantilla muy joven que adolece de muchas de las cosas que tiene Alejo sobre el césped. A esto hay que sumarle su papel de líder en el vestuario: charlas, arengas y un sentimiento de entrega por el escudo que se contagia. La tranquilidad de Trilli sobre el campo hace que apenas tenga competidor en un puesto al que se ha agarrado y adaptado muy bien desde el primer encuentro. Su energía cuadra con lo que quiere Almada que sean sus jugadores sobre el césped y es la prolongación del técnico.