Diario de Valladolid

BALONCESTO / PLAYOFFS LEB-ORO ( TERCER PARTIDO)

Sillón de tortura final para el Real Valladolid Baloncesto

San Pablo Burgos vuelve a dejar en evidencia al equipo de Paco García firmando la sentencia en Pisuerga con un contundente  3-0 en los playoffs / Los blanquivioleta cierran la temporada por la puerta de atrás encajando su décima derrota consecutiva

Sergio de la Fuente intenta lanzar ante la oposición de Corbalán y Vene.

Sergio de la Fuente intenta lanzar ante la oposición de Corbalán y Vene.PHOTOGENIC

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Dicen que donde hay más sensibilidad, allí es más fuerte el martirio. Pero lamentablemente la sensibilidad también escasea en un UEMC Real Valladolid que pone fin a la temporada de la peor manera, no solo por la eliminación en los playoffs ante un San Pablo Burgos infinitamente superior, sino por la forma de hacerlo, por la incapacidad ni siquiera para poder competir. El tercer partido de la serie volvió a ser otro coser y cantar para el equipo de Cuspinera, que accede a la Final Four sin apenas desgaste tras infligir un severo correctivo a un UEMC Real Valladolid descabezado por la ausencia de bases, falto de ritmo con algunos jugadores totalmente fuera de forma e incluso en algunos casos, lo más grave, falto de deseo.

El regreso de la serie al mejor de cinco partidos a Pisuerga, como se esperaba, fue la crónica de una muerte anunciada. San Pablo Burgos apenas necesitó minutos y medio para enseñar el fin del camino a un rival que despide la temporada por la puerta acumulando diez derrotas consecutivas. Sí, diez, se dice pronto para explicar que el proyecto, por unos motivos u otros, ha fracasado en cierto todo obligando a la reflexión y a un inminente cambio de cromos.

La última batalla, por desgracia para el espectador, no fue tal. Porque San Pablo Burgos fue una apisonadora, un equipo de dos velocidades en el que sus doce actores volvieron a tener minutos sin que el resultado en ningún momento peligrara.

Paco García, cabizbajo.

Paco García, cabizbajo.PHOTOGENIC

Ni siquiera fue un querer y no poder. El ocaso del UEMC Real Valladolid comenzó cuando apenas se habían consumido 97 segundos y Paco García se vio obligado a pedir tiempo muerto. El 1-9 en el marcador solo era un pequeño adelanto de la tortura a la que los blanquivioletas iban a ser sometidos. El esperado despertar a toque de corneta nunca llegó. Apenas Sergio de la Fuente, quién sabe si en su último servicio a su club, y Kabasele, lograban ejercer de flotadores ante la marea desbocada de un rival siempre solidario que apenas necesitó sudar la camiseta comandado al son que tocó Speight y que sin ponerse nervioso siempre buscó el pase extra para lograr tiros liberados. Y por ahí y ayudado por las incomprensibles pérdidas de balón y falta de deseo para asegurar el rebote, comenzó a cavar su tumba el Real Valladolid, que se vio ya 18 puntos abajo (29-47) a tres minutos para el descanso.

Hipotecados por la dirección (tuvieron que subir el balón Puidet, Schmidt y Kovacevic), para tener alguna opción era necesario agachar más que nunca el culo pero el equipo de Paco García encajó al descanso la friolera de 54 puntos. La sentencia estaba firmada sobrando una segunda mitad de guante blanco para los burgaleses que encima pudieron ahorrar fuerzas rotando su banquillo (75-91).

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