Un gran ‘fichaje’
La continuidad de Miguel Ángel Gómez es uno de los mejores fichajes del Valladolid para la próxima temporada. Los futbolistas son los que ganan y pierden los partidos pero cuentan mucho las decisiones del entrenador desde el banquillo y el trabajo que desempeña el director deportivo. Sergio González y Miguel Ángel Gómez forman una buena sociedad al servicio del Valladolid y así lo han demostrado.
Gómez apostó por Sergio cuando vio que a Luis César se le había ido el equipo de las manos. El tiempo corría en contra del Valladolid pero el doble trabajo ejecutado desde el banquillo -entrenador y psicólogo- transformó a un equipo triste y vulgar en otro con un carácter ganador.
Si equipo y afición han celebrado a lo grande la permanencia es porque saben el valor que tiene para el club seguir en Primera División la próxima temporada. El Valladolid sufrió muchísimo hasta la penúltima jornada y la salvación tiene un mérito extraordinario porque se logró con el presupuesto más bajo de la categoría y con muchos futbolistas que no habían tenido experiencia alguna en Primera División. El equipo que había logrado el tercer billete, en la fase de ascenso, no estaba dispuesto a ser uno más en la ‘Liga de las Estrellas’. Pretendía tener más protagonismo y así lo puso de manifiesto en muchísimas ocasiones. No tiene sentido ahora hablar de nuevo de los mazazos que el VAR le dio al Valladolid. Ni esos ‘atropellos’ fueron capaces de tumbar al equipo.
El Valladolid respira aliviado tras las últimas noticias. En el Levante pensaban que Gómez iba a iniciar allí una nueva etapa y al final se han llevado una sorpresa. El director deportivo blanquivioleta ha valorado la apuesta que en su día hizo Carlos Suárez. A Gómez, mano derecha de Monchi, se le dio entonces la confianza necesaria para desempeñar su trabajo en Zorrilla tras poner el punto final a muchos años de dedicación en el Sevilla y ahora corresponde con un paso al frente que ha llamado muchísimo la atención. El director deportivo del Valladolid ha dado la cara en los malos momentos y es justo reconocer su magnífica labor en el despacho.