A un paso del ascenso

Al Real Valladolid le quedan 180 minutos para volver a Primera División. Le espera el Numancia y eso significa que el partido decisivo se jugará en Zorrilla. El equipo soriano dio la sorpresa en La Romareda y jugará la ida el miércoles en Los Pajaritos. El último episodio será en Valladolid, donde el Pucela estará igual de arropado que en los partidos ante Osasuna y Sporting. Seguro que el primer gol de la eliminatoria final lo meterá esa afición blanquivioleta que ha llevado al equipo en volandas y ahora le ayuda con más fuerza que nunca en el camino que conduce a la Liga de las Estrellas.

El Valladolid necesitó media hora para sentenciar anoche al Sporting. Siguió al pie de la letra el guión establecido por Sergio y actuó con la misma ambición que había mostrado el pasado jueves en Zorrilla. Este renovado Valladolid, que no se parece en nada al que dirigió Luis César, no especula. No sabe jugar a eso. Le gusta mandar y desde el pitido inicial buscó el balón, lo movió con buen criterio y se lo escondió al Sporting. Nadie había hecho cuentas en el vestuario de Zorrilla tras el 3-1 de la ida. El objetivo en El Molinón era salir a ganar y así planteó el partido el Valladolid.

Mientras el Sporting encontraba numerosas dificultades para llevar el balón hasta el área, el Valladolid estaba cómodo en el centro del campo con triangulaciones rápidas y precisas. Sus dos primeras apariciones en el área local se tradujeron en dos claras ocasiones de gol. En la primera, Mata empalmó alto una falta lanzada por Míchel y en la segunda el propio Pichichi dio un pase magnífico a Hervías, que chutó de forma inocente a las manos de Mariño.

El Sporting también tuvo una ocasión tras una veloz internada de Jony por la banda izquierda. Rubén García recibió el balón y pese a tener casi toda la portería para él lo echó fuera. Pero fue una acción aislada porque el Valladolid mandaba sobre el césped de El Molinón y seguía buscando el gol que dejase la eliminatoria encarrilada. El premio a ese dominio incontestable llegó en el minuto 22 con una acción individual de Mata, que se perfiló en dos ocasiones ante la presencia de los centrales para mandar el balón a la escuadra de un zapatazo descomunal.

Una vez logrado ese gol tan necesario para obligar al Sporting a una remontada heroica, el Valladolid mostró su mejor fútbol de toda la temporada. Este equipo quiere jugar en Primera y ayer actuó como tal con todos los jugadores muy aplicados, con una exquisita circulación de balón y sin pasar apuros. Si el 0-1 dejaba al Sporting muy tocado, el segundo gol lo hundió. Es cierto que la acción nace en un posible fuera de juego pero la jugada continúa con un pase hacia atrás y da tiempo a la defensa del Sporting a cerrar filas. Con lo que no contaba nadie era con el chutazo de Óscar Plano desde lejos de la frontal que soprendió a todos, incluido Mariño, que vio el balón cuando ya estaba en el fondo de su portería.

Faltaban por disputarse 60 minutos pero ya nadie miraba el reloj. Los aficionados blanquivioleta desplazados a Gijón disfrutaban con el fútbol de altísimo nivel que exhibía su equipo, mientras los hinchas del Sporting hundían la mirada en el suelo. Algunos no quisieron que el sufrimiento fuera mayor y optaron por marcharse.

La segunda parte sobró. El Sporting ya se veía condenado a seguir un año más en la categoría de Plata y el Valladolid siguió a lo suyo, con la misma ambición y con ganas de marcar más goles. Hubo, eso sí, más concesiones. El trabajo, impecable, ya estaba hecho. Ahora llegan los dos partidos decisivos de la temporada.