Vuela el trofeo
Los blanquivioleta someten al Paços pero pierden el ‘Ciudad de Valladolid’ por su mala puntería (0-0) / Salvador envía al larguero el penalti decisivo / Becerra no para ninguno / Villalibre falla la gran ocasión / Destacan Toni, Plano y Anuar
La efigie del conde Ansúrez viaja a una localidad norteña portuguesa llamada Paços de Ferreira, de 55.000 habitantes, cuyo primer equipo de fútbol ganó ayer la XLIVedición del trofeo Ciudad de Valladolid. Lo hizo sin crear peligro ni tirar prácticamente a puerta. Se aprovechó de la falta de puntería y de los errores pucelanos para llegar tras 90 minutos sin goles a los penaltis (gracias a Dios no hubo prórroga), donde fue más certero.
Los lusos marcaron sus cinco disparos desde los once metros. Los pucelanos anotaron los cuatro primeros. Iban Salvador envió el balón en el quinto al larguero, que lo escupió como un chicle mascado. Becerra demostró que no es Alves. Ni siquiera Oblak. Sería de locos exigir a un portero que pare un penalti, pero al menos gusta que en alguna de las cinco ocasiones se tire por el lado bueno y hasta se vislumbre la posibilidad de neutralizar alguno. El catalán en este aspecto recuerda más a Zubizarreta.
Ni la alegría tras los penaltis se desbordó en el conjunto de Leão, aplaudido por la que fue su afición, ni nadie en la grada o en el equipo local estalló en lágrimas. El trofeo se ha transformado en un marrón obligado e incordiante, entreverado en el inicio de la Liga.
La sustancia de este partido residía en ver en acción a los futbolistas menos habituales. Y la hubo. Estos ocuparon la primera parte, en la que hubo buen juego, ocasiones y vistosidad. La guardia de corps de Luis César habitó gran parte del segundo tiempo, olvidable, cadencioso e impreciso.
Luis César formó de inicio con Becerra en la puerta; Moyano, Olivas, Sulayman y Ángel en defensa; Anuar y Marcos como mediocentros; Toni y Óscar Plano en los extremos, con Míchel de mediapunta y Villalibre como delantero.
Este once tejió un bonito fútbol que no se vio recompensado por el gol. Destacó Toni, al que se vio un asomo del desparpajo y la calidad que es capaz de lucir. Y eso que jugó en esta primera mitad de extremo derecho, que no es su ubicación ideal. Su catálogo de pases y regates fue estimulante. Puede dar mucho más, pero necesita buenas dosis de confianza.
Como Anuar. Su pretemporada fue manifiestamente mejorable, pero ayer demostró que es uno de los jugadores que se crece en la competición. Abarcó bastante terreno, ha mejorado en el pase de lejos, sabe hacer faltas tácticas y ayuda en defensa para sacar la bola. Pero la gente de fútbol no lo ve.
Óscar Plano también emitió señales positivas. Móvil y ágil, solo falló en el remate. Remató al travesaño el pase de Toni y envió el balón a las manos de Defendi otro balón servido por Míchel. Pero la gran ocasión de esta mitad y del partido fue de Villalibre. Un portentoso pase en profundidad de Sulayman le dejó frente al portero. El vasco regateó bien, se escoró un poco... y envió el cuero al lateral exterior de la red. Algunos gritaron el gol. El punta se desesperó, aunque aportó trabajo. Olivas apenas lo tuvo, por lo que su actuación casi no es evaluable.
Tampoco llegó gol en una segunda parte en forma de carrusel de cambios. Mayoral entró por Míchel en el descanso... saliendo en el minuto 71 por Hervías. En el 60 entraron Deivid, Luismi, Borja, Mata, Cotán, Antoñito, Guitián, Nacho y Salvador.
Un tiro seco y duro, pero alto, de Hervías y otro de Cotán con vocación de cohete fueron las únicas reseñas ofensivas de esta parte, con un Paços atenazado atrás pero sin capacidad de contra. Llegaron los penaltis. Pleno luso. Hervías (a lo Panenka), Mata, Luismi y Marcos anotaron. Salvador, no. Pero el verdadero trofeo es ganar el domingo al líder Tenerife y seguir sumando puntos, para que al final de la Liga haya por fin algo de verdad importante que celebrar.