BALONCESTO LEB-PLATA
Oscuridad total
Un Comercial Ulsa Ciudad de Valladolid caricaturizado y sin alma queda en evidencia ante Morón y cede su primer partido en Pisuerga

Sergio de la Fuente se estrella ante los brazos y la defensa de los jugadores del Aceitunas Fragata Morón, Zicnic y Keshinro.-P. REQUEJO
Lejos, a mil años luz del anhelado y todavía recordado baloncesto ACB, la LEB-Plata es otra historia. El tercer escalón del baloncesto profesional, carente de calidad o con la calidad muy ‘justita’ se define por el hambre, el deseo y las ganas de agachar el culo para construir desde la defensa. No valen florituras, no valen los gestos, no valen las metralletas y menos las de Feria. En el baloncesto LEB-Plata, a mitad de camino entre el baloncesto amateur y el profesional, el de verdad, el de pago, se hace necesario, casi como una obligación ponerse el mono de trabajo. La palabra defensa es de obligado cumplimiento para cualquier equipo que pretenda optar a cotas mayores.
Ayer en Pisuerga el Comercial Ulsa volvió a tropezar en la misma piedra, la de pensar única y exclusivamente de medio campo hacia adelante planteando batallas imposibles. Morón, con un baloncesto dinámico, eficaz y sobre todo disciplinado, sacó las vergüenzas de un Comercial Ulsa cegado por la anarquía individual de sus pesos pesados, llámense Sergio de la Fuente o sobre todo Wade-Chatman, que no solo condicionaron el desarrollo del encuentro con su exceso de egoísmo en un claro intento de uno contra todos en vez de todos contra uno, sino que el contagio convirtió su enfermedad en una pandemia.
El Comercial Ulsa no tuvo ninguna opción a la victoria. El conjunto de Paco García ya quedó condenado en los inicios del segundo cuarto cuando sus inconcebibles desajustes en la defensa del bloqueo directo liberó tiro tras tiro para los tiradores Zizmic y Gaffaney. ¿Acaso en el ‘scouting’ (estudio del equipo contrario) no se sabía quién lanzaba desde fuera? Lo cierto es que los dos jugadores del disciplinado Morón, siguiendo simplemente el guión de aceptar los regalos de su imberbe adversario en disciplina defensiva, llegaron al descanso con tres aciertos cada uno desde más allá de la línea de 6,75 metros.
Los vallisoletanos, carentes de alma, fueron siempre una marioneta en manos de un rival que sí jugaba un baloncesto de equipo y no uno de ‘playground’ (baloncesto en la calle). Las diferencias fueron en aumento y el desespero se apoderó hasta de Paco García, que se frotaba los ojos una y otra vez ante la nula capacidad de reacción de sus pupilos. Ni siquiera el claro toque de atención que dio a sus dos bases, Pablo Esteban y sobre todo el titular Wade-Chatman, cuando optó por jugar sin base, sí, sin base, tampoco dio resultado. La calidad innata de Miguel González, posiblemente de lo poco salvable en un partido nefasto junto a la voluntad desbocada de Graham-Bell, no bastó para derribar a un equipo bien armado con sus dos francotiradores Cizmic y Gaffaney, los hermanos Marín y el incombustible Chagoyen, un veterano que sigue fajándose en ambas pinturas como hiciera antaño cuando vestía la camiseta del desaparecido CBValladolid.
La oscuridad se apoderó de un Comercial Ulsa incapaz de plantar batalla y que abre el gran interrogante de si realmente puede ser capaz de cumplir el mínimo objetivo de acceder a los playoffs por el título. Por lo visto ayer, su intermitencia es una losa, a día de hoy, imposible de levantar. Ni la zona-press, ni la defensa zonal, ni por supuesto una defensa individual de sombras, sirvió para cambiar el sino de un partido que desde el segundo cuarto siempre dirigió su mirada sin ninguna duda hacia Morón.
El acierto del conjunto rival (52% de acierto en tiros de campo con un 50% en tiros de 3) junto a las once faltas sancionadas al Comercial Ulsa a lo largo de todo el partido son el mejor indicativo de que ayer los vallisoletanos no estaban por la labor de aprobar la asignatura de la defensa y con ello en una Liga como la LEB-Plata, de ganar el partido. Al final, 53-72, tercera derrota en cinco partidos y primera en casa. El castillo, inocentemente construido en el aire, se desmorona.