Marco Polo Retamero

Es sin lugar a dudas el vallisoletano errante. Un entrenador de fútbol al que no le ha importado hacer las maletas y viajar, por lejos que sea, en busca de fortuna. Libia, Bahrein, Estados Unidos, La India... Manuel Retamero es una especie de Marco Polo y embajador del fútbol vallisoletano. Su dogma y sus ideas le acompañan por el mundo, a miles de kilómetros de casa, con la intención de sentirse realizado como entrenador profesional de fútbol, un oficio acotado y tremendamente complicado en España.

Pero el camino de este osado y valiente aventurero no es un camino de rosas. Muchas piedras, a veces demasiadas, en un mundo , el fútbol, muy diferente al que se vive en España, en Europa. Sin ir más lejos su último proyecto en Aizawl, un equipo recién ascendido a la I-League, la primera división india ubicado en el estado de Mizoram, al noreste del país, terminó de forma prematura y a la vez inesperada. Pese a haber adquirido un contrato profesional de tres años, un día, de la noche a la mañana, se encontró con una carta en el que se anunciaba su despido. El entrenador vallisoletano, en apenas seis meses de trabajo, según reconoce, había calado hondo en la ciudad hasta tal punto de ser reconocido por la gente por las calles, «casi como un ministro». El fútbol había cambiado. Primero logró ganar el campeonato estatal y los resultados en la I-League, tampoco invitaban a un despido prematuro. ¿Qué pasó? Secreto de sumario. No hubo ni siquiera una explicación formal y directa a cargo de los dueños de un club claramente dividido con dos frentes abiertos. Ni siquiera la rescisión de su contrato llegó a buen puerto. Retamero se sincera. «Me he sentido utilizado y un poco conejillo de indias. Y para colmo solo me pagaron un mes de indemnización y no los dos años y medio que me restaban. Ahora lo único que puedo hacer es reclamar a la FIFA o por vía judicial pero eso vale un dinero que no tengo.».

De trasero inquieto, Retamero, todo nervio, todo corazón, todo ilusión, ya piensa en futuro. Y por supuesto lejos, muy lejos de su Valladolid natal. ¿El destino? Posiblemente Sudamérica. «No queda otra que volver a empezar. Cansa un poco tener que volver a hacer las maletas pero es mi trabajo. Me gustaría probar en Sudamérica por el idioma y por ser el fútbol como es. Hay opciones aunque también en África y Golfo Pérsico».