Diario de Valladolid

Un grito por la 'momia' Andina de Valladolid

Comisariada por el vallisoletano Juan José Santos, la muestra 'Una tumba de Chiu Chiu' clama en Santiago de Chile contra el expolio y la exhibición de sus antepasados, como ocurre en el Museo de Ciencias Naturales de la UVA

Una fotografía de la exposición manipulada por Santos para eliminar los cuerpos: muestra a Herman Eggers posando junto a restos humanos en Chiu Chiu.Colección Museo Histórico Nacional de Chile

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Valladolid

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Estos días, muy cerca del Palacio de la Moneda, en Santiago de Chile, hay un grito mudo cuyo eco bien podría escucharse en Valladolid. Un lamento que sale del Palacio Pereira, dependiente del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio del país Andino, y que debería llegar hasta el Museo de Ciencias Naturales de la Universidad de Valladolid. De la mano del crítico de arte y comisario independiente Juan José Santos Mateo (Valladolid, 1980) se exhibe en el histórico edificio de la capital la muestra Una tumba de Chiu Chiu. Una exposición que clama contra la exhibición de aquellos cuerpos momificados por la naturaleza que, en el siglo XIX, «fueron desenterrados, robados y alejados de sus comunidades de origen», y que, con el objetivo de «dignificar y humanizar» sus restos, pide su «regreso».

Instalación de David CorvalánCristián Rojas Vallés - PALACIO PEREIRA

Entre 35 y 40 restos humanos fueron llevados a España a mediados del XIX, en el marco de la expedición de naturalistas conocida como Comisión Científica del Pacífico. Hoy, recuerda el comisario dirigiendo su mirada hacia Madrid, cuatro restos se conservan en el Museo de América, cinco permanecen en el Museo Nacional de Antropología, y 31 más se guardan en el Museo de Antropología Médica y Forense, dependiente de la Complutense. Un cuerpo 'momificado' expoliado entonces en Chiu Chiu llegó a Valladolid a finales de los años sesenta del XIX. Es la 'momia' Andina que hoy se exhibe en el Museo de Ciencias Naturales de la UVA.

A la izquierda de la imagen, el resto momificado en el Museo de Ciencias Naturales.J. González - ayto valladolid

«Durante siglos, aficionados a la arqueología, curiosos, científicos, o coleccionistas han mirado las cuencas vacías de los restos humanos del cementerio Chiu Chiu. Centenares de cuerpos, cuyo interés reside en el hecho de que han sido naturalmente momificados por efecto del clima y del terreno, han pasado de cajas a vitrinas, de vitrinas a laboratorios, y de laboratorios a depósitos. La comunidad actual de Chiu Chiu quiere devolver la mirada a esos restos exiliados, o, como ellos los denominan, sus abuelos. Y viceversa: los cuerpos extraídos, saqueados, quieren devolver la mirada a sus descendientes: a sus nietos», apunta el comisario, que recuerda que todavía hoy se sigue practicando un «necro-turismo», como queda registrado en los «vídeos de influencers y tiktokers posando sonrientes frente a los cadáveres» que el viento acaba desenterrando.

Juan José Santos, en una intervención en el Palacio Pereira.

Santos Mateo, que lleva residiendo los últimos 10 años en países latinoamericanos, contactó en noviembre de 2023 con la comunidad de Chiu Chiu. «No tenían ni idea del conjunto de restos humanos en exhibición en Valladolid. Ellos llevan varias décadas solicitando que se dejen de exhibir en museos. Lo han logrado en el Museo Antropológico de Madrid y en el Museo de América, y lograron una repatriación de un cuerpo desde EEUU», explica Santos a este diario.

«Mi interés en la crítica colonial viene de lejos», confirma el vallisoletano cuando se le menciona que los centros estatales en España han comenzado a retirar de la exhibición restos humanos, en el marco de un proceso de descolonización de los museos. «Los artistas y teóricos llevan mucho tiempo reflexionando con su trabajo acerca de la necesidad de descolonizar el arte, desde acá, donde es tan necesario como desde España, país que llevaba varias décadas en debe. Quienes me cambiaron mi acercamiento a este problema no fueron pensadores o creadores europeos, sino latinoamericanos. También he de decir que, desde Chile o Brasil, donde vivo, los procesos descolonizadores que se están llevando a cabo en Europa se ven como acciones cosméticas», advierte el crítico.

Para elevar su protesta, para armar Una tumba de Chiu Chiu, Santos Mateo ha convocado a un grupo de artistas como Jairo Villalobos, Marcela Moraga, David Corvalán y Carolina Alma –conocedores de las tradiciones y el pensamiento atacameño, bien por haber trabajado en la zona, como ocurre con la segunda, bien por ser naturales o residir en la región, como los dos últimos– para escuchar y trabajar, codo con codo, con las mujeres del taller textil Suyis Liq´cau y con los niños de la Escuela San Francisco de Chiu Chiu.

Una imagen de la instalación 'Les estamos esperando'.Cristián Rojas Vallés - PALACIO PEREIRA

La exposición se divide en dos salas. En la sala Una tumba de Chiu Chiu, Santos sitúa al espectador frente al problema, con una mirada crítica a los desenterramientos, al morbo que guía al espectador que acude al museo, a la postura de los centros, que contribuyen a la explotación turística de los restos. Ahí proyecta Prólogo de una enmienda, de Villalobos, registro de una performance en la que se cava una fosa a los pies del volcán San Pedro: nadie sostiene la pala, «lo incorpóreo re-entierra como un posible gesto de reparación lo expoliado», apunta el comisario, que con En los huesos hace un recuento de los saqueos en Chiu Chiu registrados en la historia.

Una imagen de la proyección de 'En los huesos'J. VILLALOBOS

En la segunda sala, llamada Rematriación, Santos Mateo imagina la posibilidad del retorno. Ahí exhibe la instalación textil y audiovisual Ckunna tackatur ttasturckota (Les estamos esperando), realizada por el citado taller textil y por Moraga para abrazar y resguardar simbólicamente los restos humanos. También una instalación de Corvalán con piezas cerámicas, cobre o piedras volcánicas, una recreación de un ajuar funerario expoliado. Y un audiovisual de Alma y 12 piezas de cerámica realizadas en la mencionada escuela que simbolizan la postura de los niños frente al problema del desenterramiento de restos humanos, fantaseando con la repatriación de sus cuerpos a su hogar en Chiu Chiu.

Algunos de los trabajos en barro que se pueden ver en la exposición.Cristián Rojas Vallés - PALACIO PEREIRA

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