La música toma la calle

Aunque cualquier día es bueno para celebrar la música, ayer, quizá el motivo era aún mayor. Como cada 21 de junio, y coincidiendo con la llegada del solsticio de verano, más de setecientas ciudades de 120 países se unieron para festejar el Día Europeo de la Música siguiendo una iniciativa promovida en el año 1982 por el ministro de Cultura francés, Jack Lang. También las calles y plazas de Valladolid quisieron unirse a la celebración y se convirtieron en improvisados escenarios para acoger más de un centenar de conciertos apoyando la reflexión del filósofo Friedrich Nietzsche de que «sin música la vida sería un error».

Pero también ayer el colectivo Baterías Ouyear, integrado por un centenar de baterías de Valladolid, denunciaba que «no había nada que celebrar» lamentando a través de un comunicado que no se promuevan espacios ni se apoye su creación. «Estamos sometidos a unas condiciones de gran precariedad, rodeados de dificultades para acceder a un mercado laboral sin cobertura alguna y con problemas para tocar en la calle».