Diario de Valladolid

Clamor en Valladolid contra los cierres y para exigir ayudas directas "ya"

Una multitudinaria manifestación de trabajadores afectados por las restricciones protestan en Valladolid para exigir un remedio a su situación

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Óscar Quindós

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La ciudad de Valladolid fue testigo de la marcha multitudinaria contra los cierres de la hostelería, las grandes superficies comerciales y los gimnasios y centros deportivos para exigir ayudas directas «de inmediato» y luchar por unos derechos que consideran «vapuleados». La Delegación cifró la movilización en 1.300 trabajadores llegados de todas partes de Castilla y León, frente a los casi 5.000 que estimaron desde la Asociación Provincial de Hostelería, quienes convocaron a los profesionales del sector. El objetivo de la protesta fue mostrar su descontento y hacer notar la necesidad de compensaciones económicas para tratar de paliar la situación a la que les está empujando el coronavirus.

La concentración comenzó en la plaza de San Pablo a las 10.30 horas, momento en el que empezaron a llegar las primeras pancartas con mensajes como ‘SOS’ o ‘No somos el problema, somos la solución’. Varios manifestantes portaron carteles reivindicativos como ‘Señor Mañueco no somos tus muñecos’ o ‘Cobrar impuestos sin actividad es confiscar’. Frente a la Diputación de Valladolid tuvo lugar la lectura del primero de los cuatro manifiestos, en el que incidieron en la necesidad de compensaciones económicas lo antes posible. «¡Queremos ayudas ya!» , sentenció a coro con los trabajadores del sector Vicente del Campo, propietario del ‘Red Burger’ en Laguna de Duero.

Tras el primer discurso, guardaron un minuto de silencio en recuerdo de las víctimas del coronavirus y comenzaron su andadura. Se sirvieron de silbatos, bocinas, bombos, panderetas e incluso bandejas de las que utilizan los camareros para llevar las consumiciones para hacerse sonar, que era una de sus principales intenciones. «¡Que se nos oiga!» , se escuchó como grito de guerra al poner rumbo al ayuntamiento vallisoletano. Tras callejear entre vías secundarias de la capital, se detuvieron frente al consistorio para proceder a la segunda lectura del manifiesto, que corrió a cargo de Víctor Martín, el cocinero del ‘Restaurante Trigo’ de Valladolid.

«El cierre de la hostelería trae como consecuencia echar el freno de sus negocios a la práctica totalidad de autónomos y pymes. El turismo es el motor que permite, en un alto porcentaje, la movilidad de los ciudadanos por el planeta. El turismo de Valladolid está plenamente ligado a la hostelería, la gastronomía y la enología», arrancó.

Martín referenció a la cadena de trabajo que supone la hostelería, y que del «éxito» de ella depende el también el éxito de «infinidad» de sectores como distribuidoras, repartidores, agencia de viajes, taxistas, comercio minorista, cultura, espectáculos o agencias de viajes. Por esta razón hizo hincapié en que es el momento de que permanezcan unidos y demostrar que el tejido empresarial «lucha por una misma causa» .

Tras la lectura, continuaron por una de las calles principales de Valladolid, la calle de Santiago, una vía céntrica y peatonal que está plagada de tiendas. A su paso recibieron el aplauso espontáneo de los transeúntes y de los clientes de los negocios que se asomaron a la acera para mostrar su apoyo a los manifestantes. Tras cruzar el Pisuerga por el Puente de Isabel la Católica, se dirigieron a las puertas de la Delegación del Gobierno para leer la tercera parte del manifiesto, que en este caso corrió a cargo de Juan José Arranz, dueño de la taberna ‘La Cárcava’.

«La incidencia de contagios en la hostelería solo supuso un 3,2%, mientras que en los trabajadores  supuso un 0,5%, son datos aportados por el centro de alertas y emergencias sanitarias. Aun así, se cerró la hostelería. Un cierre que no ha valido para rebajar los contagios y sí para bloquear un sector del que dependen otros muchos sectores. Estamos matando moscas a cañonazos . Esto tiene que parar. Esto no puede seguir así, estamos al borde de una quiebra generalizada», subrayó. Al finalizar el discurso, la protesta siguió su marcha hasta el objetivo final de su movilización, las Cortes de Castilla y León. Allí, la presidenta de la Asociación de Hostelería de Valladolid, María José Hernández, se encargó de cerrar los alegatos. «Nos toman por idiotas»

«En esta comunidad autónoma, parece que nos toman por idiotas . Después de que la hostelería, y algunos otros sectores, llevamos cerrados 14 días, tenemos que esperar al último para conocer, en rueda de prensa, cuál será nuestro futuro después de que cumpliera el primer plazo establecido. Nos expropian nuestros negocios  hasta el próximo 3 de diciembre sin una simple llamada de información, ni una simple llamada para saber nuestra opinión. Lo dije antes, nos toman por idiotas», remarcó Hernández.

La presidenta de los hosteleros de Valladolid calificó de «éxito» la manifestación e incidió en que lo único que quieren es abrir sus negocios y trabajar. Además, criticó la falta de decisiones por parte de la Junta durante la reunión que tuvieron el pasado lunes. «Íbamos con unas expectativas, pensando que saldríamos con soluciones, con una fecha de reapertura y posible desescalada, con unas ayudas inmediatas dada esta situación crítica que se va a volver dramática. Hemos salido como estábamos, sin nada», espetó.

Por su parte, el presidente de la Diputación de Valladolid, Conrado Íscar, mostró su entendimiento ante la legitimidad de la protesta e incidió en que hay que ayudar más al sector. «Hay que poner medidas, la Junta de Castilla y León lo está haciendo, pero tenemos que esforzarnos más y seguir ayudando a un sector que tanto aporta en el tejido industrial y económico de la provincia de Valladolid».

Desde el centro de danza 'Mi sueño' de Laguna de Duero, Cintia Curiel reflejó que el cierre no solo influye económicamente, sino que puede afectar también de manera psicológica. «Creemos que no solamente es importante el dejar que los negocios trabajen, sino también dejar que los alumnos acudan a nuestras clases porque la salud mental en toda esta situación es muy importante. Tengo niños entre tres y seis años que no entienden que no les dejen ir a bailar cuando sí pueden ir al colegio en autobuses escolares llenos o estar en clase con más niños de que los que pueden ser en las clases de danza».

En la marcha también participó Olga Herrera, trabajadora de una agencia de viajes que da por «imposible» conseguir vender su producto con el añadido, además, de tener que devolver lo vendido «desde el año pasado».

Parecido es el caso del presidente de la Asociación Española de Agencias y Profesionales del Espectáculo (Acople), Carlos de la Calle, que lamentó que se encuentren «absolutamente» parados desde febrero de 2020. «La situación de los festejos populares es totalmente dramática y estamos completamente abandonados».

Otra de las afectadas es Lola Lavín, propietaria del bar de copas, ya en venta por culpa de la COVID-19, ‘Queen’ de Valladolid. Lavín declaró que están «desesperados» y no se mostró optimista para conseguir vender su local porque, aseguró, «por muy barato que lo pongas, no hay dinero».

Luis Miguel Roales, trabajador de una distribuidora de bebidas de Valladolid, denunció que el sector sufra todas las decisiones. «Se nos está machacando de una manera impresionante. Somos 45 familias las que dependemos de este trabajo. O esto se soluciona o no podemos seguir así».

El presidente de Valladolid Rural, Luis Ángel Chico, criticó la gestión de los gobernantes. «El turismo rural no somos los culpables de la pandemia , nosotros hemos cumplido normativas, el problema que tenemos es que no ha habido una buena gestión».

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