Diario de Valladolid

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Un Pucela de montaña rusa

Los blanquivioleta remontan en cinco minutos el primer tanto del Levante pero ceden el empate por un gran fallo defensivo / Alcaraz y Plano fueron los goleadores visitantes

Publicado por
Arturo Alvarado
Valladolid

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El Real Valladolid vivió en el Ciudad de Valencia su versión de Del Revés, la película para niños (y adultos) que analiza de forma sublime algo tan difícil de plasmar como los cinco sentimientos primarios de la persona: alegría, tristeza, miedo, ira y desagrado. 

El Pucela vivió una montaña rusa de sensaciones y sentimientos, pero a partir de una loca y vistosa segunda mitad. No hubo calidad pero sí emoción. El mínimo exigible para un espectador neutral que no puede salir de casa un  viernes y, si es futbolero, se colocó ante la pantalla. 

Hubo hasta morbo, sensación secundaria. Porque dos ex blanquivioleta fueron protagonistas principales de los goles azulgrana. El priomero fue como echar sal en la herida, ya que De Frutos galopó por la banda derecha que le fue vedada en Zorrilla la temporada pasada, cuando era un chaval. Este año, hecho ya un hombretón, se quitó de encima a Bruno, que se dirigía a placarle, como un neozelandés se sacudiría de encima a un andorrano en partido de rugby. El segoviano progresó solo (No, Nacho no estaba, no haga preguntas estúpidas), centró y Dani Gómez remató a gol. Luis Pérez, en el medio, se resbaló. Aunque no lo hubiese hecho, nunca habría llegado.

El 2-2 definitivo acudió estampado con la firma de Roger. Cuando el Pucela había acabado el trabajo más hercúleo, que era remontar, y además lo hizo en cinco minutos, llegó el mazazo. Joaquín perdió por la espalda a Roger, que se anticipó en el otro central a Bruno, que  no lo vio venir ni fue avisado por su compañero. El canario metió la bota lo justo para desviar el balón.

Esto fue lo correspondiente al capítulo de la tristeza. La alegría llegó por una remontada ejecutada en cinco minutos. Los que mediaron entre el tiro a gol con  la zurda y bote del balón  justo antes de llegar al portero, ejecutado por Alcaraz. El catalán estaba naufragando y salió a flote con ese tanto.

El 1-2 fue obra de Plano, tras una excelente internada de hervías por la banda derecha. El centro del riojano fue rematado por el madrileño, quien se encontró con la pierna de un rival para confundir a Aitor. Sí, la suerte del rechace en el 1-2 se volvió en contra para el 2-2. Tablas en todo.

¿Hubo más?, se preguntará usted tras la narración de los goles. Sí, pero de tono menor. El Pucela salió con Míchel y Alcaraz en la medular, que se mostraron poco preclaros para sacar los balones jugados. La defensa combinaba con el trío de ataque compuesto por Orellana, a quien por fin se vio algo más que languidecer, Toni y Plano. Weissman se quedó como el que espera que le llegue algo de internet en día de fiesta.

El Pucela quería pero no daba con la tecla. El Levante al menos estaba bien cubierto y no se movía mucho en ataque. Un disparo alto de Alcaraz tras la mejor jugada combinativa del partido, ejecutada entre Toni, Weissman y Orellana, fue lo mejor de los visitantes. Orellana tuvo un cabezazo pero Aitor lo paró. El Levante, muy largo, no se conectaba.

En la segunda parte el cortocircuito pasó de la medular a la defensa, aunque apenas hubo más peligro, excepto los goles, que un tiro cruzado de Morales y otro disparo de Alcaraz, entrando rápido desde atrás, que envió fue por poco el balón. Aun así Joaquín y Bruno despertaron demasiadas dudas y dejaron jugar mucho a los puntas rivales. Tampoco les auxiliaron desde la medular y las bandas. 

Por haber, hubo hasta cambios. Por supuesto, a partir del minuto 60, como mandan los cánones. Hervías y Zalazar es cierto que avivaron el juego del equipo y su entrada fue positiva. Pero Kike salió al final en la posición de extremo izquierdo, en lo que quizá fue un reflejo de lo que es este Real Valladolid: tiene herramientas, pero mal utilizadas.

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