Carlos Martínez tiene que ordenar su casa para aspirar a gobernar CyL

AL FINAL Carlos Martínez ha acabado claudicando y disculpándose por la mofa contra la identidad leonesa protagonizada por él mismo en el cónclave del pasado fin de semana. Ha tardado cinco días. Lo ha hecho cuando se ha visto acorralado por el creciente clamor contra él y su partido en la opinión pública, especialmente leonesa. Nunca es tarde para rectificar, aunque la agilidad siempre lo hace más creíble. El «error» de Martínez lo ha reconocido su número dos, Daniel de la Rosa, que ayer dejó el consistorio de Burgos para centrarse en sus tareas autonómicas, ahora que asoman elecciones. Es opción contradictoria con la del secretario autonómico que, sin embargo, se aferra a la alcaldía como elemento de proyección electoral para alcanzar la Junta. Como es contradictoria la asunción del error por parte de De la Rosa con las justificaciones y excusas de sólo 24 horas antes de la número tres del partido, la leonesa Nuria Rubio, que se limitó a echarle la culpa al público, la ciudadanía y los medios por interpretar que Carlos Martínez había dicho lo que había dicho. Pero tan contradictorio como la pretensión de Martínez de crear una comisión bilateral con el PP para negociar los presupuestos, al margen del resto de la oposición, pero introduciendo el elemento de los agentes sociales, que no pintan nada ni en las Cortes, que es el órgano que aprueba las cuentas de la Junta y que emana de unas elecciones. No se ha parado a pensar que la exclusividad que reclama en la negociación presupuestaria, además de contener un escaso talante democrático, sólo le podría competer si fuera el único partido que tiene la llave para aprobarle las cuentas a Mañueco. La otra la tiene VOX. Pura democracia. Y mientras Martínez, casi de forma simultánea, pero en otro lugar, parecía tender la mano para negociar desde una presunta hegemonía antidemocrática, su portavoz parlamentaria, Patricia Gómez Urbán, arremetía sin compasión contra las cuentas y contra Mañueco al que poco menos que llamaba criminal junto al consejero Quiñones. ¿Son criminales o son dignos de una negociación bilateral? Es completamente atroz.
Todo este relato de sólo unas horas en las tribulaciones del PSOECyL sirven para clarificar que Martínez tiene que centrarse en poner orden en casa. Difícil ganar la credibilidad para gobernar las vidas ajenas de Castilla y León si se es incapaz de la mínima coherencia doméstica. Además ese orden que precisa el PSOE le evitará caer en ocurrencias como la del domingo con la que ha arruinado sus expectativas electorales y las de su partido en León en los próximos tiempos. Vivir en la improvisación y la inconsistencia constante acaba derivando en la burla del monologuista.