Semana Santa turística
En Castilla y León la Semana Santa siempre ha funcionado a nivel turístico como una especie de termómetro que anticipa la evolución del sector durante la primavera y el verano. Las buenas perspectivas de ocupación durante estos días hacen prever un segundo trimestre de año positivo a pesar de las incertidumbres económicas que tanto afectan al comportamiento de la demanda turística.
De momento, parece que ya nos hemos acostumbrado a que en Semana Santa haga mal tiempo caiga cuando caiga y las malas previsiones meteorológicas cada vez influyen menos en el movimiento de viajeros.
Da igual que la Semana Santa caiga a principios de marzo, a finales de abril, en mayo o en agosto. En Semana Santa siempre hace malo y así parecen haberlo asumido los turistas que llenan nuestros alojamientos aunque las cofradías no dejen de mirar al cielo. Pese al mal tiempo, la Semana Santa continua siendo un momento álgido para el sector turístico en España y en Castilla y León.
Tras un buen comportamiento del sector en el primer trimestre del año con un crecimiento del PIB turístico nacional del 3,2 % las perspectivas para los próximos meses son positivas a pesar de los bandazos económicos de EE.UU. Es difícil adivinar cómo va a influir la guerra arancelaria iniciada por el siniestro presidente norteamericano pero empiezan a notarse ciertos síntomas negativos en mercados de origen como EE.UU y Reino Unido que no es de esperar que afecten a Castilla y León por el reducido peso del turismo internacional en nuestra Comunidad.
No obstante, es importante anticipar estrategias ante una coyuntura de máxima incertidumbre para tratar de escalar posiciones en las expectativas turísticas para los próximos meses que encabezan las Comunidades de Madrid y País Vasco frente a Castilla y León que ocupa la antepenúltima posición a nivel nacional con un crecimiento del 3,8% sólo por delante de Castilla La Mancha y Extremadura. Es fundamental para el sector turístico en todo el país instrumentar iniciativas ante un posible cambio de escenario implementando políticas fiscales y de inversión que favorezcan el gasto turístico en segmentos como la distribución, la formación, la conectividad, la restauración, la intermediación o el alojamiento hotelero frente al boom inmobiliario de las viviendas turísticas que condiciona el desarrollo cualitativo del sector.
Sólo así podrá mantenerse el buen comportamiento del sector turístico frente a las inciertas consecuencias de una guerra comercial a nivel global que exige un esfuerzo de anticipación y planificación estratégica en las políticas turísticas de España y de Castilla y León.