El canto a la diferencia de Carmen Madreñarroja y Ana Musma, en Valladolid
Las creadoras se sirven de la naturaleza, los mitos, los ritos y la memoria, para levantar en Espacio Abierto una muestra sobre la vida y la resistencia

Carmen Madreñarroja y Ana Musma, esta mañana, en Espacio Abierto.
Después de abrir sus puertas a seis creadoras vallisoletanas en su anterior exposición, Espacio Abierto inauguró ayer la muestra Monstruas y hadas, primas hermanas..., con obras de la madrileña Ana Musma y de la leonesa Carmen Madreñarroja, dos artistas que parten de la naturaleza para crear un universo poético, delicado y simbólico. Dos artistas que, todo hay que decirlo, unen por primera vez sus caminos para levantar esta propuesta que reivindica «la evolución y la continuidad de la vida» a partir de «la cooperación y la unión de fuerzas». Y es que no puede haber sombras si no existe la luz.
Pétalos de rosas, de lunarias o de buganvillas. Esferas de lana. Cardos. Semillas. Hojas de roble. Corteza de eucalipto. Cera de abeja. Tela de organza. Percebes... Materia hilada con la memoria de unas vivencias que es íntima y, a la vez, colectiva, que conecta en ocasiones con las leyendas populares. Con todos esos elementos, Madreñarroja y Musma despliegan un trabajo complementario, reivindicativo. «Buscamos puntos de conexión para tirar el mito de que lo diferente es algo rechazable», advertía esta mañana Ana Musma antes de la inauguración.

'Espantaánimas' y 'Meduda' de las dos artistas
«Mirar a la naturaleza tiene que ver con una reivindicación del entorno, tiene que ver con hablar de unos cuidados, de una conservación», apuntó Madreñarroja. «Crear a partir de ella es una forma de ennoblecer esa materia, de darle el lugar que merece», abundó Musma, que en Manicura disidente –una sucesión de manos, hechas con material textil, parafina y percebes, que parecen conformar una ola sobre la pared– compone, mediante lenguaje de signos, un mensaje: ‘No nos moverán’.

'Manicura disidente'.
Un mensaje de resistencia –los percebes son, conviene recordar, criaturas hermafroditas, diferentes, que sobreviven pese a las fuerzas de los elementos– como el que, de forma más sutil, lanza Madreñarroja, que suspende en el aire un puñado de Espantaánimas para pastoras realizadas, fundamentalmente, con lana cardada, un material con el que evoca la práctica de la trashumancia que tanto marcó la vida en su tierra. «Cuentan que las hilanderas tejían de noche. Las ánimas iban a visitarlas y advertirlas de que ese tiempo les pertenecía, que debían trabajar de día», explicó la leonesa, capaz de recrear la Aurora, sirviéndose de semillas de escorzonera y pétalos de rosa sobre un papel, y unos Cometas, con semillas de flor del viento, o de tejer una Túnica de Xana cosiendo los pétalos nacarados de la lunaria, una planta de flor con la que las mujeres de su tierra se han adornado a lo largo del tiempo.

'Cometas'.
Mitos , costumbres y ritos que conectan con lo natural, con lo salvaje, con lo imperceptible. Musma, que crea una suerte de Medusa con tela de organza y cera, se inspira en la fiesta popular de A rapa das bestas al desplegar un conjunto de tijeras intervenidas con cera de depilar y cabello de mujer en Aloitadoras. «Es un homenaje a la mujer indómita», subrayó la madrileña. Con eucalipto, pelo y paño crea también un Casco de yegua y una Mujer savia, una suerte de criatura sobrenatural, una mujer con pezuñas de caballo y aspecto arbóreo.

'Mujer savia'
Frente a esta figura, el homenaje de Madreñarroja a los paisajes de Laciana y a la memoria de sus ancestros en Cola de caballo, una cascada de hojas de roble entrelazadas con hilo de bramante que se precipitan hasta el suelo de Espacio Abierto.
La muestra permanecerá en el número 4 de la calle Alonso Pesquera hasta el 29 de marzo.