Diario de Valladolid

Javier Pérez Andrés

Materializando que es gerundio

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Todavía ando investigando sobre lo material e inmaterial. Entre estos dos adjetivos me he ido defendiendo como he podido. Marián, que me sigue de cerca desde los 15 años, dice que siempre anduve del lado equivocado. Del que no pagaba luz, ni rebelados de fotos, ni gasolina, ni nóminas. Y así. Poesía injusta. Intento materializar mis teorías, sobre todo desde ese momentazo en el que saltó la Unesco, se metió por el medio y derribó los muros de la patria mía. Es lo que tienen estas impresionantes instituciones supranacionales: mucho texto y nada de presupuesto. Por si no lo recuerdan, es la abreviatura de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (en inglés, United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization). Gracias, Wiki. Pues bien, este órgano depende de Naciones Unidas (otra que tal baila), mucho casco y poca paz en su haber. Sigo, sigo… pues eso que la UNESCO acuñó lo de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, una modalidad sin efectivo, por supuesto, de corona y cetro que se regala y concede a aquellos bienes culturales no tangibles. No tangible quiere decir que no se toca, ni está claro, ni es preciso. Qué rica y que cojonuda es nuestra lengua. “Tié pa’ tós”, que diría “el Sebástian”. Es lo mejor que le ha salido a España. El español. Volvemos, volvemos… para mí lo material viene a ser una mezcla de egoísta con grandes dosis de ceguera y sordera ante aquellas cosas o hechos que, aunque bellos y tiernos, no son rentables, no hacen caja y por ello no merecen la pena. Cosas de poetas. Este perfil es plaga y pandemia. Al sujeto en cuestión, con esa conducta, se le llamó toda la vida de Dios, en mi acera al menos, puto materialista. Y luego está el inmaterial cuya definición en estos tiempos se las trae, pues es aquel que pertenece al espíritu y que no se puede percibir por los sentidos y que se trata de una cuestión de ideas y sentimientos. Casa sin puertas. Aquí entramos todos: poetas, pecadores, santos, lunáticos y soñadores y los que le sacan jugo espiritual en sus cuentas corrientes con el cuento del espíritu y de lo cultureta. Se llaman o se conocen como los “inmateriales". Qué título se han perdido los grupos de rock. El caso es que me lo he pensado bien y estoy en proceso desmaterializador y a punto de bajarme con mi espíritu en la próxima estación. Ahí os dejo el material. Y el inmaterial. Me llevo los versos.

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