Diario de Valladolid

Zona de diversión libre de Covid

La Fundación Municipal de Deportes celebra este verano una veintena de campamentos y campus con más de 1.200 niños y ni un solo caso de coronavirus / «Es el camino a seguir para poder regresar a las aulas», afirma el concejal de Deportes, Alberto Bustos

Una monitora realiza un juego ante la atenta mirada de los niños y niñas del campamento urbano de El Pinar de Antequera. - MIGUEL ÁNGEL SANTOS

Una monitora realiza un juego ante la atenta mirada de los niños y niñas del campamento urbano de El Pinar de Antequera. - MIGUEL ÁNGEL SANTOS

Publicado por
J. I. Fernández

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El reto no es fácil, es más, hay más que perder que ganar. Sin embargo, las actividades veraniegas de la Fundación Municipal de Deportes se han convertido en todo un ejemplo de lo que debería ser el regreso a una vida de ‘normalidad’ tras la llegada del coronavirus . Tras casi un mes de campamentos, campus y de actividades deportivas, y cruzando los dedos, no se ha registrado ni un solo caso de Covid-19 ni se ha encendido la luz de alarma. 

Cerca de 20 campamentos donde participan más de 1.200 niños y donde se están cumpliendo a rajatabla los protocolos de higiene y de distancia social. Desde primera hora de la mañana las medidas se ponen en marcha al detalle. Lo primero es la toma de temperatura (nunca se puede superar los 37 grados), una lavado de manos con gel hidroalcohólico. Los que tienen que montarse en autocar (algunas actividades se realizan en el Pinar de Antequera o en Las Morenas) que sale desde el polideportivo Pisuerga, ya saben que este año toca ir un niño o niña por fila. Nada de tocarse ni de levantarse.    

Y una vez en las instalaciones más de lo mismo. Limpieza de  manos y en todo momento con el gel presente. Y por supuesto, todo esto con mascarillas. Los más pequeños vuelven a dar ejemplo y durante toda la mañana (salvo en el momento del almuerzo) llevan puesta la única arma que es necesaria para luchar contra el virus.

«Ellos son los que menos lo notan, solo quieren disfrutar, y aunque es moleta saben que tienen que llevarla», explica uno de los técnicos de la FMD en los campamentos urbanos, que no tiene duda de que son «más responsables» los niños que los adultos.   

Lo mismo ocurre con las actividades en el agua. El uso de la piscina está sujeto a un protocolo donde no se deja nada a la improvisación. Cuando sale un grupo, se procede a dejarlo todo listo para que el siguiente pueda utilizarlo sin riesgo. El material se va desinfectando cuando un grupo de niños finaliza y se tiene especial cuidado con la limpieza de los aseos. 

Menos niños y mascarillas

La FMD también se ha tenido que reinventar en estos tiempos de pandemia. Se tuvo que disminuir la oferta de más de 4.100 inscriptos a 1.200 (grupos reducidos a 25 niños, la mitad que el año pasado), eliminar campamentos y campus y, por supuesto, nada de pernoctar, una de las acciones que más gustaba entre la chavalería. «Era un reto sacarlo este año, y por lo menos se ha podido hacer», apunta el concejal de deportes, Alberto Bustos. Los monitores han pasado exhaustivos cursos sanitarios para poder trabajar este verano . Además las actividades y los juegos que se están llevando a cabo han dejado a un lado el contacto y se ha apostado por juegos individuales y sin apenas roces. «Los niños siempre tienen ganas de jugar y de estar con otros niños, pero son totalmente conscientes de que estamos viviendo una época diferente», asegura el técnico municipal.  

La vista de este periódico se hace al campamento de El Pinar de Antequera. Sin duda, otro de los pulmones de la ciudad y que ofrece un lugar idílico  para realizar este tipo de actividades donde los más pequeños, después de meses de confinamiento, pueden estar en contacto con la naturaleza. En plena ola de calor (el termómetro marca 34 grados), los árboles impiden que el sol entre de lleno. Desde el pasado 13 de julio se realiza uno de los campamentos con más éxito, ya que cuenta  con instalaciones para realizar actividades de tiempo libre como circuitos de cuerdas de diversos niveles de dificultad, tirolinas y rocódromo, zona de tiro con arco y piscina. Ahora bien, este año toca distancia, mascarilla y gel, mucha gel. 

Pero de nada sirve cumplir con todos los protocolos si luego en sus casas o durante el resto del día, los niños y niñas están en contacto con un posible contagio. «En eso nosotros no podemos hacer nada, nadie nos dice que el chaval se pueda contagiar en su casa o en una terraza y luego traerlo aquí», apunta el gerente de la Fundación, Borja Lara, quien «toca madera» para seguir en esta situación libre de Covid. 

El propio gerente no cree que existan «fórmulas mágicas» y apuesta por el «trabajo, hacer las cosas bien y con anticipación», aunque pone el principal foco en los monitores. En sus manos están puestos los bienes más queridos de una familia: sus hijos. Y ellos, responden con confianza y responsabilidad. «Han estado por encima de las circunstancias y han tenido una disposición ejemplar», apunta. 

Ejemplo para las aulas

La gran incógnita es saber cómo será el regreso a las aulas en el septiembre para todos estos niños y niñas vallisoletanos. Sin un potrocolo claro desde Educación, estos campamentos tienen que servir de espejo para el mes que viene.

«Este es el camino», apunta Alberto Bustos, algo en lo que coincide Borja Lara. «Hay que buscar alternativas para poder regresar con cierta ‘normalidad’ a las aulas. Habrá que pensar en poner más profesores, realizar actividades al aire libre o reducir el ratio, pero está claro que no se puede seguir así», argumenta el concejal. 

Lara cree que, aunque «complicado», hay que luchar por «restablecer la normalidad» ya que «si no somos valientes vamos a vivir un año más que complicado. ¿Dónde está esa nueva normalidad» , se pregunta el gerente. 

Hasta finales de este mes, la Fundación seguirá desarrollando su amplio programa de actividades lúdicas para los pequeños. Hasta el momento con un éxito rotundo, sobre todo por la seguridad que ofrecen esos 0 casos y el buen comportamiento de todos. Sin embargo, y como pasa en la vida de los adultos, no se puede bajar la guardia, porque el coronavirus no se ha ido. 

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