Diario de Valladolid

RICARDO RIVERO

«Da pena ver la educación convertida en un campo de batalla partidista»

Rector de la Universidad de Salamanca

E. M.

E. M.

Publicado por
Pablo R. Lago
Valladolid

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Habla claro y no deja pasar ningún asunto de actualidad, por polémico que pueda resultar. Lejos de tirar de argumentario y acogerse a la insitucionalidad de su cargo, Ricardo Rivero (Palencia, 1969) no duda en ser incluso «políticamente incorrecto y hasta imprudente», como cuando habla de los políticos y de los partidos o de la Ley Celaá, donde no duda en afirmar que «la ausencia de un gran pacto educativo es uno de los errores en la visión del Estado más clamorosos». Y tampoco se muerde la lengua si se le pregunta por la soluciones al problema de la despoblación, al señalar que «hay mucho margen de mejora y falta algo de imaginación práctica».

PREGUNTA.-  ¿Cree que antes de que acabe el curso, en virtud de como se está comportando la pandemia y de que está segunda ola se alargará hasta primavera, la USAL y el resto de universidades se verán obligadas a suspender la clases presenciales o al menos a combinar la enseñanza presencial y la domiciliaria? ¿Están valorándolo ya?

RESPUESTA.- La pandemia ha cambiado nuestras vidas, nos ha mostrado qué es más importante. La salud, en primer lugar, de la que dependen otras muchas actividades esenciales. Una educación de calidad es otro valor fundamental que merece todos los esfuerzos. En la Universidad de Salamanca trabajamos todos los días por ofrecer el servicio público en condiciones adecuadas, colaborando también con las autoridades sanitarias. Los primeros meses del curso académico demuestran que es posible combinar enseñanza presencial y nuevas tecnologías. Esto lo han agradecido mucho los estudiantes, cuyo futuro justifica cada una de nuestras decisiones al servicio de la sociedad. 

P.- La USAL se ha mostrado tremendamente ágil en la adopción de medidas para este curso. ¿Cerrar la aulas, aunque sea de forma limitada en el tiempo, no ayudaría a frenar la expansión del virus?

R.- La proactividad y la respuesta rápida a las circunstancias de emergencia requieren atención constante y miles de horas de trabajo. Esto se puede leer en todos los manuales sobre gestión de crisis. Antes de la pandemia yo no había estudiado los modos de actuación ante el riesgo y la incertidumbre, pero durante los meses del confinamiento y el verano sin vacaciones dediqué mi tiempo a formarme en este sentido.  Ante los peores escenarios (y para evitarlos) se señalan dos reglas principales: evitar la pasividad y no sobreactuar. El peligro nunca debe subestimarse, adoptando las medidas que sean precisas para evitarlo. Las respuestas exageradas o inadecuadas también generan daños, así que igualmente hay que intentar no incurrir en ese error. Los contagios no se producen en las aulas, así que cerrar las aulas no ayuda a frenar la expansión del virus. La educación de calidad no debería sacrificarse sin razones muy acreditadas. Estos últimos meses se han tomado algunas decisiones efectivas, sin necesidad de perjudicar en exceso valores importantes (la educación, la economía, la interacción social con prudencia).

P.- ¿En la primera ola, muchas instituciones académicas y docentes se mostracron incapaces de hacer frente a una enseñanza telemática, lo cual era normal, la USAL está preparada para cualquier contingencia de este tipo?

R.- La primera ola nos sorprendió sin apenas preparación, aunque desde finales de febrero en la Universidad de Salamanca comenzamos a tomar medidas de refuerzo de nuestro campus virtual. Estas intervenciones técnicas tempranas evitaron que se produjeran caídas de la red o fallos del sistema. Los profesionales de nuestros servicios informáticos hicieron un trabajo excelente. El profesorado también reaccionó, en su gran mayoría, de forma ejemplar. Por supuesto, hubo que adaptarse en un tiempo muy ajustado a nuevas formas de impartición de docencia para las que no todos estábamos igualmente preparados. Ahora bien, salvo casos concretos, la dedicación de los docentes a los estudiantes se multiplicó, para intentar compensar el efecto del confinamiento. Este curso académico nuestra preparación para la docencia virtual es absoluta, aunque mantenemos un modelo de presencialidad segura. Los cursos de formación se multiplicaron desde el mes de abril, capacitando a todo el personal en las metodologías alternativas. 

P.- ¿Qué nos ha enseñado y qué hemos aprendido de esta pandemia? Me refiero a las universidades y a la sociedad en general.

R.- Ya he señalado que la pandemia ha resituado nuestro orden de prioridades, enfatizando la salud pública como presupuesto de todo lo demás. La sociedad también ha reconocido la esencialidad del trabajo de muchas personas que, en circunstancias normales, pueden pasar desapercibidos. Agradecer su dedicación a los sanitarios, las fuerzas y cuerpos de seguridad, el ejército y cada trabajador que estuvo en su puesto ayudando es de justicia. Esas contribuciones no deberían olvidarse. También deberíamos haber aprendido que es mejor prevenir que curar. La organización anticipada de las medidas, tomar precauciones, evita lamentar muchas muertes.

P.- La USAL es un polo de investigación científica fundamental en Castilla y León. ¿Hay que reforzar la investigación y en qué líneas o actuaciones?

R.- La investigación debe reforzarse por supuesto; también es necesario incentivar la transferencia de conocimiento en colaboración con las empresas. Los proyectos básicos son muy importantes para generar saber, pero necesitamos soluciones tecnológicas aplicadas que se crean en las universidades. Ahora mismo, contamos con grupos excelentes que pueden contribuir en sectores clave: transformación digital, sostenibilidad, agroindustria, humanidades digitales o biomedicina. La Universidad de Salamanca continuará poniendo a disposición de la sociedad todos estos recursos. El próximo año será muy importante la captación de proyectos financiados con los fondos europeos ‘Next Generation’. Ya estamos trabajando en ello.

P.- ¿Qué papel cree que tienen las universidades en la reconstrucción del panorama económico y social que dejará tras de sí las consecuencias de la pandemia?

R.- El papel de las universidades puede y debe ser catalizar las alianzas público-privadas que la Unión Europea anima a consolidar. Hace tiempo que venimos trabajando en Salamanca, Ávila y Zamora con instituciones y empresas. Queremos y podemos hacerlo en toda la Comunidad Autónoma de Castilla y León. Nuestra aportación a la salida de la crisis económica puede ser relevante porque en la Universidad residen capacidades de diseño avanzado y estamos muy preparados para elaborar los proyectos. 

P.- ¿La reconstrucción debe aprovecharse para configurar estratégicamente el planteamiento de desarrollo al que debe aspirar Castilla y León? ¿Cuál cree que debe ser el camino?

R.- La estrategia de especialización regional inteligente de Castilla y León se planteó hace algunos años. Ahora podría complementarse con valores adicionales que se han señalado en el documento sobre el plan de recuperación. Algunos de nuestros mejores valores merecen un mayor énfasis: el sector primario, la agroindustria (que no puede deslocalizarse); todo lo relacionado con la sostenibilidad y la adaptación al cambio climático; las nuevas tecnologías; la creación de contenidos culturales en formatos diversos… En fin, esta tierra presenta una economía diversificada y mucha capacidad de trabajo, buenos valores de esfuerzo que debemos demostrar.

P.- Uno de los proyectos en los que han depositado una enorme confianza de futuro es el Europen Campus of City Universities. ¿Qué esperan de ese proyecto?

R.- El ‘Supercampus’ europeo (European Campus of City-Universities) es una gran oportunidad para estudiantes, profesores y sociedad en general. Primero, comporta financiación adicional de Europa, recursos que servirán para incrementar los programas de movilidad, con las consiguientes oportunidades. Además, dará lugar a ofertas académicas de gran calidad, con participación de varias universidades prestigiosas. La Universidad europea del futuro ya está en Salamanca.

P.- Los presupuestos de la USAL tienen por objeto crear un marco pionero de colaboración entre la universidad y la sociedad. ¿En qué se va a traducir? ¿Tienen definidas ya actuaciones reales y prácticas?

R.- El 26 de noviembre aprobamos en Consejo de Gobierno el Anteproyecto de Presupuesto, que pasa por el Consejo Social el 18 de diciembre. Una vez reciba ese visto bueno, seremos una de las primeras instituciones en contar con la herramienta clave para la gestión de los recursos para la reactivación. Esta saludable responsabilidad en el calendario presupuestario es nuestra seña de identidad desde hace tres años. Nuestros proyectos para 2021 incluyen una inversión sobresaliente en empleabilidad de los titulados, colaboración con empresas, prácticas extracurriculares, asociaciones estratégicas con la sociedad civil y una aportación extraordinaria al fondo Solidariusal, para que ningún estudiante pierda oportunidades por las dificultades económicas sobrevenidas en su entorno familiar. Además, realizaremos una inversión importante en un nuevo campus agroambiental, en colaboración con instituciones (el Ayuntamiento, la Diputación provincial y la Junta de Castilla y León) y con las empresas del sector agroalimentario, tan potentes en nuestro entorno. 

P.- La crisis que deje la pandemia va a colocar en riesgo de exclusión a mucha gente. También a alumnos, cuyas economías familiares imposibiliten desarrollar sus estudios. De esto no se ha hablado. Pero habrá que reforzar las ayudas para que nadie se quede fuera de la universidad por falta de recursos.

R.- El impacto de la crisis Covid sobre la economía ha sido devastador. El cierre de sectores económicos completos debería ser compensado con políticas públicas de apoyo directo y compensación por los daños, en clave solidaria y de salida consensuada de esta situación. A mi juicio, todas las instituciones hemos de hacer lo que esté a nuestro alcance para evitar desequilibrios entre quienes pierden mucho y aquellos que se han visto afectados en menor medida. En la Universidad de Salamanca, las ayudas se han reforzado y se van a seguir incrementando porque creemos en la solidaridad. Los representantes de estudiantes nos han dado una muestra en este sentido, al ceder sus presupuestos para el fondo Solidariusal, en el que participamos institucionalmente y a título particular. Nadie debería dejar sus proyectos académicos por falta de recursos en este momento. Vamos a necesitar el mayor número de personas con la mayor preparación en el futuro.

P.- Uno de los caballos de batalla de las universidades y de las administraciones es la retención de talento. Se forma el capital humano y luego lo aprovechan otras regiones u otros países. ¿Es posible retener todo ese talento o en esta sociedad tan globalizada y con los polos de investigación y desarrollo cada vez más fortalecidos es una entelequia?

R.- La retención de talento pasa por la inversión en recursos humanos, una prioridad que se ha perdido de vista en el primer reparto de fondos para la reactivación económica. Por supuesto las nuevas tecnologías son muy importantes, necesitamos la digitalización, tanto como a sostenibilidad. Ahora bien, esto deben hacerlo personas, jóvenes especialmente, y si no encuentran oportunidades en su entorno, buscarán su porvenir allá donde sus capacidades sean reconocidas. Los tres últimos años hemos sumado a nuestra plantilla cientos de investigadores contratados pre y postdoctorales, docentes con muchísimos méritos. Ellas y ellos traerán proyectos, impulsarán iniciativas para movilizar ideas y representan, en fin, el relevo generacional. Los polos de investigación ya existen; ahora sería conveniente destinar recursos para sumar a las organizaciones los expedientes más brillantes en todas las carreras. Sería un mensaje muy positivo, en mi opinión.

P.- El turismo es uno de los grandes motores de la economía de Castilla y León. Y dentro de este sector está el turismo idiomático, como parte también del potencial académico que representa Salamanca para el aprendizaje del español. En más de una ocasión usted ha defendido que es perjudicial diversificar este potencial entre territorios universitarios y que Salamanca, por su tradición y trayectoria, debe capitalizar este ámbito. ¿Eso puede incomodar a otras ciudades y universidades que quieran abastecerse de esa mina todavía por explotar en toda su extensión? ¿Qué se está haciendo mal para que eso todavía no sea la industria que se auguró?

R.- El turismo es uno de nuestros principales activos en la recuperación económica. Castilla y León presenta una oferta de altísima calidad, singular por sus características en lo relativo al patrimonio histórico-artístico y los entornos naturales. La oferta cultural es asimismo de gran relieve y, dentro de ésta, la enseñanza del español representa una excelente oportunidad para toda la región. Salamanca es el motor principal de esta industria, que atrae muchísimos extranjeros cada año (volverán en 2021). Otras ciudades pueden explorar alternativas complementarias que son prometedoras. China es una potencia exportadora de jóvenes que ahora quieren aprender español porque se valora en sus exámenes de selectividad (Gao Kao). Iberoamérica es un continente de inversión para muchos países cuyos profesionales necesitan aprender la lengua y cultura españolas. Hay un gran mercado esperando ofertas innovadoras.

P.- ¿Tienen un problema de envejecimiento las universidades de Castilla y León? Está ocurriendo en algunos ámbitos, como la sanidad. Y no deja de ser un problema endémico del modelo social y despoblado de esta tierra. ¿Qué hay que hacer para corregirlo y atender los signos que nos van avisando?

R.- La media de edad del personal de la Universidad de Salamanca es similar a la del sector público español, en torno a los cincuenta años. El número de veinteañeros es muy bajo, así que estamos haciendo una inversión colosal en el relevo y rejuvenecimiento.

P.- Por cierto, ¿tiene solución la despoblación? Especialmente en lugares como Castilla y León, donde hay zonas que ya presenta estadísticas de desiertos demográficos, a la altura de zonas tan inhóspitas como Laponia.

R.- Castilla y León es una región de gran superficie y con baja densidad poblacional. Esto no es en sí mismo un problema y sí puede verse como oportunidad. Lo más difícil es garantizar la universalidad del acceso a servicios básicos, muy costosos por la dispersión de los municipios. Desde mi punto de vista, la solución a esta necesidad de prestación en condiciones de calidad pasa por innovaciones que se han aplicado en otros lugares: colaboraciones intermunicipales para ganar eficiencia, adecuación real de la oferta a la demanda y utilización inteligente de las nuevas tecnologías. La verdad, hay mucho margen de mejora y falta algo de imaginación práctica.

P.- ¿Qué receta se puede ofrecer desde las universidades a los políticos para combatir la verdadera lacra de Castilla y León, que es la despoblación?

R.- Las recetas existen en la literatura especializada y en las mejores prácticas comparadas. En primer lugar, debemos decidir si queremos ser muchos más o mantener todos los niveles de calidad de vida. La clave, en mi opinión, está en que los jóvenes tengan incentivos para estudiar aquí (especialmente en la Universidad) y no busquen su futuro fuera de la Comunidad Autónoma. También sería interesante que otros jóvenes que nos eligen por el prestigio nacional e internacional se enamoraran de esta tierra, lo que por cierto sucede en un buen número de casos.

P.- ¿La Ley Celaá es regresiva, recorta derechos, pone a la escuela concertada al borde de la extinción? ¿Qué le parece la Ley y la nueva confrontación que una reforma educativa ha encendido en este país, expertos en dividirnos cuando más unidos deberíamos estar?

R.- La ausencia de un gran pacto educativo es uno de los errores en la visión del Estado más clamorosos. Más allá de los debates entre escuela pública, concertada o privada (que afectan a una libertad constitucionalmente reconocida) el punto clave debería ser, creo, el incremento de las capacidades cognitivas de nuestras hijas e hijos, de las próximas generaciones. Castilla y León es un ejemplo de indicadores educativos óptimos en la OCDE, pero buena parte de España no puede presumir de lo mismo. Da pena ver la educación convertida en un campo de batalla partidista. A mí me reconfortaría ver debates sobre los métodos empleados en el aula para estimular la atención, sobre los horarios y formatos de las distintas materias, sobre la realización de proyectos en torno a temáticas interdisciplinares (por ejemplo, las repercusiones cruzadas de la teoría de la evolución en biología y desarrollo económico), o sobre la mejor formación de los docentes, otro sector de profesionales a los que habría que escuchar mucho más, creo.

P.- ¿Nos merecemos los políticos que tenemos?

R.- Voy a ser políticamente incorrecto, e incluso imprudente diciendo una vez más lo que de verdad pienso. Hay muchas personas que trabajan en la gestión pública y se dedican en cuerpo y alma. Alcaldesas y alcaldes en los ayuntamientos y también altos cargos en otros gobiernos autonómicos o del Estado. Hay mucha buena gente en política, aunque también hay desaprensivos y aprovechados (en todos los partidos, por cierto). Esas mujeres y hombres con buenas intenciones tienen que tragar con estructuras que impiden que se comporten de forma natural, expresando por ejemplo su sentida disidencia cuando creen que no se están haciendo las cosas bien o tomando las decisiones correctas. Las democracias más desarrolladas se caracterizan por permitir que representantes de los partidos voten en contra de la posición del aparato. Los partidos políticos son imprescindibles, pero parecen promover un conformismo perjudicial.

P.- ¿Hay un riesgo de que la mediocridad se instale en demasiados órdenes de la vida y la sociedad, como está ocurriendo en la política? Digo porque la mediocridad es ajena al sacrificio, al esfuerzo, al talento, al éxito, a la ambición… Cualidades que promueve la vida universitaria.

R.- El esfuerzo, el sacrificio por el largo plazo, el trabajo constante y el respeto a los demás me parecen virtudes cotidianas. Cada vez creo más en las virtudes y en los hábitos. Tanto se habla de derechos como muy poco de obligaciones. La Universidad también debe cultivar estos valores, por supuesto. 

P.- Y lo de la EBAU única, ¿para cuándo? ¿No es demasiado peligroso forjar una país de desequilibrios y desigualdades que se corrigen con trampas como la EBAU a la carta en función de la comunidad, minando la igualdad, que no el igualitarismo, que debe promover un estado Social y Democrático, además de Derecho?

R.- Soy un convencido defensor de la EBAU única. El retraso en las medidas de coordinación por parte de los ministerios perjudica a los estudiantes que realizan un mayor esfuerzo y promueve una competencia a la baja entre comunidades autónomas, justo lo contrario que promueven los valores a los que antes me he referido. 

P.- Otra de las asignaturas pendientes, aunque más que debatidas y pregonadas, es la necesaria conexión entre la universidad y la empresa, que es el destino para el que se prepara a los estudiantes.

R.- Creo en la colaboración entre Universidad y empresa, sin ningún reparo. La Universidad de Salamanca promueve esa interacción desde la formación de los estudiantes, su empleabilidad e inserción laboral, el fomento del emprendedurismo. Soy un  convencido schumpeteriano, así que nadie tiene que explicármelo. 

P.- Todo avanza demasiado rápido, demasiado veloz. ¿Las universidades son capaces de adaptarse al vértigo de los nuevos empleos y profesiones que demanda el mercado?

R.- La adaptación al cambio, la innovación y la respuesta temprana a las variaciones del entorno es la clave del éxito evolutivo (Schumpeter dixit). Las universidades llevan mil años en Europa, ochocientos dos la de Salamanca. Tenemos capacidad para adaptarnos, y esto se va a ver.

P.- Lo de administrar un mapa de titulaciones en Castilla y León, que evite la absurda competencia interna, parece imposible. ¿Ningún rectorado está dispuesto a renunciar a nada? Porque consiste en crear, pero también en renunciar.

R.- Ya la pasada legislatura ofrecí decisiones de este tipo en el marco del mapa de titulaciones. La coordinación con la Consejería de Educación de la Junta está siendo muy efectiva y creo que lograremos resultados positivos.

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